Prueba de la Kawasaki Z1000 – La superproducción de los roadsters

«- Hola, quería saber si tienen una Z1000 para probarla».

«- Sí, por supuesto, ven cuando quieras, ¡te está esperando!».

Es una bienvenida más que amistosa. Así es como me voy para unirme al concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada. Llegué al lugar sobre las 14.30 horas. Unos minutos más tarde, tras cumplir las formalidades habituales, Antonio saca una Z1000 naranja, la pone en marcha y me dice que tengo media hora.

No hay tiempo que perder, me subo a la bestia. La posición de conducción es muy agradable, el manillar se adapta perfectamente a la mano, el asiento es bastante cómodo. El velocímetro es bonito pero no puedo ver la hora en él, así que no puedo saber hasta qué hora voy a devolver la moto… Oh, bueno, tengo que elegir entre el contador parcial, el contador total y el tiempo, no es realmente práctico. Ahora son las 14:53. Justo encima del reloj hay un bonito indicador de combustible, eso es algo muy bueno. En fin, es bonito y parece funcional, sigamos.

Hago rugir un poco el motor, no está mal para los escapes originales. Se nota que el molino de 953cc querría cantar un poco más, pero el ruido sigue siendo agradable. Me doy una vuelta por la rotonda y se acaba de demostrar lo que había leído sobre su agilidad: ¡una auténtica moto! Estoy acostumbrado a conducir una moto con la SVN 650, pero esta es aún más ligera (subjetivamente hablando, ¡ya que la Z1000 pesa 30 kg más que la SV!), cae en la curva como una pluma, el manillar es recto y hace que la moto sea perfectamente manejable. El centro de gravedad se ha colocado perfectamente para que el piloto pueda enviarlo de un lado a otro sin forzarlo.

Un poco de aceleración a la salida de la rotonda, y efectivamente es un 4 cilindros lo que tengo bajo las nalgas. Es bastante sorprendente para una 1000 porque no tiene la potencia de una bicilíndrica, pero sigue siendo rápida. El motor me recuerda a la sensación de la Hornet 900: aterciopelada, salvo que… Continúo mi pequeño camino al pie de los coches, hasta llegar a la entrada de la autopista. Una mirada a la izquierda, se acerca un coche, tengo que ser rápido: gazzz, el velocímetro sube a 5000-6000 y luego, ziouuuuuuuu voy por el carril izquierdo, bien colgado del manillar, y veo como el velocímetro se acelera: 180… 190… 200 mmmmmmmm me gusta mucho. El único problema es que en cuanto el cuentavueltas llega a las 6000 rpm, la maneta del embrague empieza a vibrar y hace un ruido muy molesto. Dejo un dedo sobre él para evitar que vibre. Soltamos el acelerador, el freno motor me libera de la necesidad de frenar y salgo de la autopista.

Una serie de rotondas me permiten terminar de calentar los neumáticos, es realmente una moto, me divierto mucho saliendo de las rotondas a todo gas. El frenado es muy progresivo, no es radical pero es bastante eficiente. La moto se mantiene en calma, se sumerge ligeramente hacia delante y se detiene en pocos metros. ¡Esta cosa realmente se siente como un paseo!

Siento que he hecho miles de km con esta moto, es tan fácil, no pienso en el ángulo ni en nada. Me sitúo en la curva y el resto sigue de forma natural. Siempre utilizo la misma técnica para adelantar rápidamente a los coches: si estoy demasiado acelerado, bajo una marcha y entonces puedo escabullirme en una fracción de segundo. Es una costumbre a la que hay que acostumbrarse, quizás un poco sorprendente para una 1000 pero no estoy acostumbrado a los 4 cilindros, debe ser por eso.

En conclusión, llevaba dos años queriendo probar esta moto y puedo decir que no me ha decepcionado. Sus puntos fuertes son su desconcertante facilidad de uso, su manejo y su precisión. El motor tiene mucho encanto, empuja con suavidad en la parte baja de la gama y se enfurece rápidamente cuando entras en las revoluciones, lo que es un punto muy bueno para tener una moto adaptada a tus necesidades diarias: ya sea un paseo tranquilo para admirar el paisaje, o un paseo deportivo para romper un tiempo de vuelta. La suspensión es muy firme y la frenada es progresiva y eficaz. Una protección ligera pero apreciable gracias a su parabrisas integrado en la cabeza de la horquilla. Un aspecto muy manga. Aparte de esas estresantes vibraciones del embrague, no tengo nada que reprochar a esta moto: 198 kg de felicidad.