LA CONTRAOFENSIVA CONTRA LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Desde hace unos meses, un movimiento contra los vehículos eléctricos está tomando forma en Estados Unidos y parece que se está extendiendo. Nada más normal, ya que en cada revolución automovilística se han enfrentado los pros y los antis.

En el país del Tío Sam, donde los pick-ups (conocidos contaminantes) son los reyes y los coches suelen tener 6 u 8 cilindros, el concepto de coche eléctrico seduce sobre todo a los conductores de los estados más progresistas y mucho menos a los de la América profunda. En esta América conservadora, el coche eléctrico es el diablo, especifica el concesionario de coches segunda mano Granada Crestanevada.

El fin de un modo de vida en el que el propietario de estos megavehículos se identifica completamente con su montura. El presidente Trump ha elegido claramente su bando al proclamar a viva voz que el coche eléctrico «no funcionará» en Estados Unidos.

En primer lugar, los lobbies petroleros trabajan sin descanso para eliminar el apoyo a la movilidad eléctrica. Luego están los activistas repartidos por todo el país que intentan arruinar la vida de los propietarios de vehículos eléctricos mediante acciones contundentes. El tono está subiendo en ambos lados y el propio Elon Musk acaba de hacer una declaración oficial, ya que el riesgo de que algo salga mal es cada vez más de temer.

El 22 de diciembre, una activista medioambiental fue expulsada de su Tesla por los propietarios de unas camionetas especialmente equipadas para emitir un espeso humo negro cada vez que pisan el acelerador de su monstruoso vehículo. Otra práctica popular entre los negacionistas de los viajes limpios es el bloqueo de los cargadores de Tesla, que están empezando a extenderse en gran número por Norteamérica. Los propietarios de grandes vehículos de combustión aparcan intencionadamente delante de las plazas reservadas para impedir que los vehículos eléctricos lleguen a los puntos de recarga reservados para ellos.

Por el momento, el fenómeno aún no se ha registrado en España. Pero para nuestro país hay dos razones principales. En primer lugar, el número de puntos de recarga es limitado y los coches eléctricos siguen representando un porcentaje muy pequeño del parque automovilístico. En segundo lugar, la mentalidad y las preocupaciones de los automovilistas de nuestro país están muy alejadas de lo que molesta al medio oeste estadounidense.