Ford Kuga 2016

La segunda generación del Ford Kuga se encuentra en la mitad de su carrera y ha recibido un restyling que no va a pasar desapercibido porque es muy importante estéticamente. Pero, ¿refleja el exterior el interior y soluciona algunas de sus carencias?

Lanzado en 2008, el Ford Kuga se enfrenta ahora a una creciente competencia en la categoría de los SUV compactos, con recién llegados con dientes que arañan el suelo, como el Seat Ateca, y veteranos brillantemente renovados, como el Peugeot 3008. Y si no quiere hacer mella en las cifras de ventas, tiene que estar al día y Ford lo sabe: la segunda generación salió en 2013 y ahora está recibiendo un importante restyling.

Y el fabricante americano no fue con la cuchara: podríamos criticar que el Kuga ha perdido gran parte de su personalidad con su segunda versión, volviéndose más soso y sin verdadera coherencia estética, pero la marca del óvalo supo corregir el tiro de forma brillante. El frontal ha sido completamente rediseñado, con la adopción de una amplia parrilla que refleja perfectamente sus raíces al otro lado del Atlántico y nuevos faros que le dan un aspecto más afilado, destaca el concesionario de coches de segunda mano Madrid Crestanevada. Conserva su perfil dinámico con la línea del techo que desciende hacia la parte trasera, donde las luces adquieren un diseño más moderno. La transformación es tan espectacular como acertada, dando un aspecto más deportivo y equilibrado con una buena dosis de carácter. Y si buscas un poco más de testosterona, la versión ST-Line es una obviedad, mientras que la Vignale añade un toque de clase.

Sin embargo, en cuanto a la mecánica, es un empate, o casi. En cuanto a la gasolina, el Ecoboost de 1,5 litros está disponible con 120, 150 y 182 CV, los dos primeros se ofrecen con tracción delantera y caja de cambios manual de seis velocidades, y el último con tracción total y caja de cambios automática de seis velocidades. Por el lado del diésel, el TDCI de 2.0 litros también vuelve al servicio en 150 y 180 CV, con transmisión manual o Powershift de doble embrague, pudiendo elegir la transmisión 4×4 o 4×2 para el de 150 CV. Al final, sólo el TDCI de 2,0 litros con 120 CV será sustituido por un nuevo motor de 1,5 litros con la misma potencia, que según Ford debería suponer una cuarta parte de las ventas y que montaba nuestro modelo de pruebas. Su consumo combinado anunciado baja 0,2 litros, hasta los 4,4 litros/100 km. Esta importante mejora va acompañada de un descenso aún más pronunciado del par máximo, que pasa de 330 a 270 Nm, lo que repercute notablemente en las prestaciones.

Con 4,52 m, el Kuga es, con diferencia, uno de los más altos de su clase, lo que se traduce en un habitáculo muy acogedor, capaz de albergar cómodamente a los pasajeros más altos tanto delante como detrás, pero lamentablemente a costa del espacio del maletero, con 456 litros, cuando la gran mayoría de los competidores ofrecen más de 500. Sin embargo, intenta compensarlo con su volumen de 1.603 litros en los respaldos plegados, que es uno de los mejores valores del segmento.

Ford ha avanzado mucho en el salpicadero, gracias sobre todo a la adopción de Sync 3, que elimina los numerosos botones que complicaban la ergonomía anteriormente. Este nuevo sistema multimedia y su pantalla táctil de 8 pulgadas, especialmente fácil de usar aunque su ubicación sea un poco baja, integra Apple CarPlay y Android Auto para acceder a las funciones de tu smartphone. No faltaban ayudas a la conducción antes del restyling, con reconocimiento de señales, control de crucero adaptativo, frenada de emergencia, control de ángulo muerto, mantenimiento de carril y aparcamiento automático, pero se han añadido nuevos sistemas como la alerta de vehículo que se aproxima (al salir de una plaza de aparcamiento en marcha atrás) y el asistente de salida de ranura, lo que significa que el Kuga sigue teniendo un buen rendimiento en este ámbito.